Rafael Lodares, diputado y precursor de la unificación de Los Hinojosos

Sellos 1850

Sellos que en 1850 comenzó a utilizar el ayuntamiento y alcaldía de Los Hinojosos

Vecino de Hinojoso del Marquesado, Rafael Lodares era a comienzos del siglo XIX uno de los grandes propietarios locales que administraba una importante renta de base fundamentalmente agrícola y ganadera. Esta posición socioeconómica se completaba académicamente con su formación universitaria, habiendo cursado al menos los dos primeros años de Filosofía en la Universidad de Toledo, entre 1805 y 1807, y solicitando traslado ese año a la Universidad de Alcalá. Todo ello le convertía en una personalidad relevante más allá de los límites locales.

Tras la invasión francesa y el comienzo de la Guerra de Independencia (1808-1814), el sistema político español iba a dar un vuelco trascendental, pues se abolía el Antiguo Régimen absolutista dando paso a un nuevo Estado liberal, dotado de una Constitución, la conocida popularmente como la Pepa (1812), y el desarrollo de todo un entramado institucional con unas Cortes Generales, diputaciones provinciales y ayuntamientos regidos por el principio de la soberanía nacional, es decir representativos y elegidos por los ciudadanos.

En este marco de efervescencia política iba a dar sus primeros pasos políticos Rafael Lodares, pues el 8 de abril de 1813 fue elegido diputado provincial en la Diputación de Cuenca. No obstante, esta experiencia sería breve, pues un año más tarde, una vez concluida la Guerra de Independencia, el rey Fernando VII derogaría la Constitución y con ella toda la legislación reformista en materia de derechos y libertades.

Tras seis años de absolutismo, marcados por la dura represión a los liberales, que motivó el primer gran exilio político de la historia de España, el día 1 de enero de 1820 en Las Cabezas de San Juan (Sevilla), Rafael de Riego encabezó un levantamiento militar lanzando su famosa proclama dirigida al rey Fernando VII: “España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la Guerra de la Independencia, no ha jurado […] y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador […] Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución!”.

Al no poder asegurarse la fidelidad del ejército, el rey se vio obligado a jurar la Constitución pronunciando la famosa frase: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. Daba así comienzo al periodo conocido historiográficamente como el Trienio Liberal (1820-1823) en el que volvía a estar en vigor la Constitución de 1812.

Una vez jurada por el rey, se procedió a la convocatoria de elecciones a Cortes Generales en mayo de 1820. El sistema electoral establecía la provincia como distrito electoral, bajo la premisa de un diputado por cada setenta mil habitantes. La provincia de Cuenca contaba con 294.290 habitantes, por lo que elegía a cuatro diputados, y un suplente.

Se abría una nueva oportunidad política y Rafael Lodares resultó elegido como suplente. En octubre de 1820 se producía el fallecimiento de uno de los diputados titulares, por lo que tomó posesión de su acta. Así, en el diario de sesiones del día 13 de octubre de 1820 leemos: “Leída y aprobada el acta del día anterior, entró a jurar y tomó asiento en el Congreso el señor don Rafael de Lodares, diputado suplente por la provincia de Cuenca, llamado en lugar del difunto don Antonio Cuartero”.

Como diputado participó en la Comisión de División del Territorio, uno de los proyectos pendientes desde el final del Antiguo Régimen que buscaba adoptar una división que demarcase con más claridad cada provincia. Se trataba de poner orden en la confusión de límites territoriales y jurisdicciones, una de las causas de los males que experimentaban provincias como la de la Mancha -la actual Ciudad Real-, cuyos límites se mezclaban con los de las provincias de Cuenca, Toledo y Murcia, “habiendo pueblos como Los Hinojosos y Yébenes que pertenecen a dos”, en palabras de uno de los diputados manchegos, Ramón Giraldo.

Durante la sesión del día 25 de mayo de 1821, tomó la palabra Rafael Lodares y propuso la unión de Hinojoso de la Orden y del Marquesado bajo el nombre de Hinojoso de la Constitución tal y como leemos en el diario de sesiones:

“Mandóse pasar a la Comisión de División del Territorio la [indicación] que sigue del señor Lodares, admitida a discusión: Los pueblos de Hinojoso de la Orden e Hinojoso del Marquesado, reunidos bajo un mismo recinto, como que solo los separa una calle, están formalmente divididos por tener cada uno su alcalde y ayuntamiento separado e independiente: pertenecen a distintas provincias respectivamente, que lo son la de la Mancha y Cuenca; y esta división entorpece frecuentemente el camino de la mejor administración de la justicia, de la policía y buen gobierno, al paso que acarrea disgustos, rivalidades y desavenencias entre sus moradores y autoridades. Pido que constituidos en un solo pueblo, sea denominado en adelante Hinojoso de la Constitución”.

La brevedad y turbulencias del periodo impidieron que la propuesta de unificación de ambos pueblos prosperase, así como tampoco fue posible aprobar la nueva división provincial del país. El 1 de octubre de 1823 Fernando VII apoyado en un contingente militar enviado por Francia conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, derribó al gobierno liberal y decretó la abolición de cuantas normas jurídicas habían sido aprobadas durante los tres años anteriores, dando fin al Trienio Liberal.

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, heredó el trono su hija Isabel, que contaba con tres años, por lo que asumió inicialmente la regencia su madre María Cristina de Borbón. Con ella se inició el desmantelamiento paulatino del régimen absolutista y la implantación del nuevo Estado liberal.

Se retomó la cuestión de la división territorial y ese mismo año de 1833 Javier de Burgos aprobaba el nuevo mapa de las provincias de España. En él se mantenían los dos pueblos, aunque encuadrados ambos esta vez en la provincia de Cuenca.

No sería hasta el 29 de agosto de 1841 cuando el regente Espartero decretó la unificación de los pueblos bajo el nombre de Los Hinojosos. El 9 de diciembre de 1841 el Gobierno Superior Político de la Provincia de Cuenca resolvió dar cumplimiento a la orden, que tendría lugar a todos los efectos desde el 1 de enero de 1842.

Tras seiscientos años separados, desde el deslinde entre las tierras de Alarcón y Uclés en 1241, Los Hinojosos se unía políticamente formando un solo municipio.


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